Época: Aragón Baja Edad Media
Inicio: Año 1276
Fin: Año 1479

Antecedente:
Apogeo y declive demográfico

(C) Josep M. Salrach



Comentario

A partir de mediados del siglo XIV la curva demográfica siguió una tendencia declinante hasta finales del siglo XIV o entrado el siglo XV, en que comenzó la recuperación. En Gerona Ch. Guilleré, aunque no cifra las pérdidas ocasionadas por la Peste Negra, encuentra que se produjo una caída de la población del orden del 30 por ciento entre 1360 y 1388, a la que seguiría una recuperación del 15 por ciento entre 1388 y 1404. Sin ánimo de simplificar, hay que decir que al filo del 1500 la Corona quizá todavía no había recuperado plenamente el nivel de población de mediados del siglo XIV o lo alcanzaba con dificultad, en gran parte porque la lenta recuperación de Cataluña, muy afectada por la guerra civil de 1462-1472, lo impedía. Hacia 1500 se ha calculado que la población del conjunto de la Corona debía estar justo por debajo del millón de habitantes: unos 300.000 en Cataluña, unos 250.000 en Aragón, unos 320.000 en el reino de Valencia y unos 51.000 en las Baleares. Los contrastes en la evolución de cada territorio de la Corona son, no obstante, importantes.
En Aragón, explica la crónica del Ceremonioso, la peste se encarnizó sobre la población de Zaragoza, que perdió unas 18.000 personas, al ritmo de 300 defunciones diarias, durante los meses de julio y agosto de 1348. Las aljamas y juderías de Borja, Zaragoza y Huesca quedaron prácticamente despobladas. Pero, como ya se ha dicho, las desgracias no cesaron y la población siguió disminuyendo, con lo que los hipotéticos 200.000 habitantes de hacia 1.350 se redujeron al parecer a unos 171.000 en 1364. La recuperación debió ser tardía y difícil: J. C. Russell calculó que entre 1342 y 1385 se produjo una caída del 36 por ciento de la población de Teruel y sus aldeas (que habrían pasado de 50.690 habitantes a 32.561). Hasta 1429 no disponemos de un censo, que ya permite situar la población de nuevo al nivel de los 200.000 habitantes. Todavía un nivel post-peste. Para 1440 se puede dar la cifra de unos 210.000 habitantes y a finales de siglo, en 1496, seguramente ya se habían alcanzado los 250.000 de la fase anterior a la Peste Negra.

Las privilegiadas fuentes fiscales mallorquinas muestran que la crisis demográfica es anterior a la Peste Negra, y que empezó con las carestías de la primera mitad del siglo XIV. También indican que mientras las dificultades frumentarias son más toleradas en el campo que en la ciudad (el campo guarda su grano), los efectos de las epidemias (la Peste Negra sobre todo) sobre las ciudades podían ser mitigados por la emigración de gente del campo. En Mallorca el declive fue especialmente prolongado y profundo (la isla perdió un 44 por ciento de pobladores entre 1329 y 1444) y la recuperación comenzó muy tarde. Las cifras son elocuentes: 61.700 habitantes en 1329, 56.290 en 1343, 47.305 en 1350, 42.695 en 1421, 40.540 en 1427 y 34.390 en 1444. No es hasta 1482 cuando, con 45.990 habitantes, tenemos constancia de que ha comenzado la recuperación, si bien los niveles anteriores a la crisis no se alcanzarían hasta finales del siglo XVI (en 1573 la isla tenía unos 58.000 habitantes).

Cataluña presenta una evolución todavía más alarmante: J. Nadal ha calculado que hacia 1300 este territorio debía tener unos 500.000 habitantes, su techo medieval. Las carestías de la primera mitad de siglo, añadidas a la mortalidad habitual, habrían disminuido esta cifra en cerca de un 5 por ciento entre 1300 y 1347, justo antes de la Peste Negra, de modo que entonces Cataluña contaría con unos 475.000 habitantes. La epidemia debió eliminar entonces a cerca de un 20 por ciento de la población, como parecen indicar los datos del fogaje de 1359-1360 que, estimando un coeficiente de 4 personas por hogar, dan un total de 381.456 habitantes. Luego, entre 1359-1360 y 1365-1366, siguió el declive demográfico que esta vez fue de un 12,13 por ciento, reduciendo la población a 340.184 personas. El fogaje de 1378-1381, con 293.352 habitantes, muestra la continuidad de la tendencia, y el de 1497, con 224.356, indica que el siglo XV catalán fue también un siglo de crisis.

De hecho, con posterioridad a la Peste Negra y hasta 1497, Cataluña perdió el 41 por ciento de su población y, entre 1300 y 1497, el 55 por ciento. No fue hasta principios del siglo XVI que comenzó la recuperación (239.868 habitantes en 1515), pero los niveles pre-peste no se alcanzarían hasta el siglo XVIII: 508.000 habitantes en 1717. Aunque los historiadores del comercio y las artes se dejen seducir a veces por las cifras de los negocios y la belleza del gótico tardío, Barcelona fue en esta época una ciudad decadente que pudo perder alrededor del 50-60 por ciento de su población: de tener cerca de entre 40.000 y 50.000 habitantes en 1340 pasó a 38.000 en 1359 y a unos 20.000 en 1479.

El contraste mayor lo ofrece el reino de Valencia, que, como todos los países de la Corona, conoció las carestías y las epidemias, pero que además sufrió los desastres de las riadas del Turia, plagas de langosta y, particularmente, la cruenta guerra de los Dos Pedros (Pedro el Ceremonioso y Pedro el Cruel), en 1356-1365. Al parecer, el declive demográfico valenciano, en sentido global, se inició en los años 1347-1375, a los que siguió una fase de transición, hasta 1420, durante la cual las distintas comarcas valencianas oscilaron entre la pérdida de población o el estancamiento, con el predominio de una lenta regresión, salpicada de recuperaciones temporales. A partir de 1420-1430 comienza la recuperación, aunque es menester diferenciar entre la zona norte y centro del reino, donde siguieron las pérdidas de población (a veces del orden del 40, 50 o 70 por ciento), y la mitad sur donde la población se duplicó e incluso triplicó en el espacio de dos generaciones. A partir de 1485 también las zonas central y septentrional se sumaron a la recuperación. La gran excepción en toda esta historia la ofrece la ciudad de Valencia que, a pesar de las carestías y epidemias, no dejó de recibir emigrantes durante la segunda mitad del siglo XIV y a lo largo del XV, y así pudo mantener un ritmo continuo de crecimiento: tenía unos 26.000 habitantes en 1359-61, unos 45.000 en 1418 y unos 75.000 en 1483. A finales del siglo XV, con unos 320.000 habitantes, el reino de Valencia había cicatrizado las heridas de la crisis del siglo XIV, y superaba ampliamente los niveles de población de 1348.